Una tradición que ilumina diciembre

San Juan del Obispo, aldea cercana a Antigua Guatemala, es conocida por su fervor religioso y sus celebraciones únicas. Entre ellas destaca el Rezado de los Toritos.

La jornada inicia con la solemne misa en honor a la Virgen de la Inmaculada Concepción,  recorre las calles del pueblo en procesión, rodeada de coloridas alfombras de aserrín, cohetillos, flores y el fervor de los vecinos que participan con gran devoción.
Este rezado suele realizarse en el mes de diciembre como parte de las festividades de fin de año.

Durante la jornada, la imagen de la Virgen recorre las calles de la comunidad en procesión, acompañada de rezos, cánticos y la participación de las cofradías. Lo que hace especial esta celebración es la presencia de los “toritos”, estructuras elaboradas en madera y cartón que se cargan a la espalda, decoradas con cohetes y juegos pirotécnicos que se encienden mientras los portadores bailan al ritmo de la marimba y los tamborileros.

Fiesta, comunidad y cultura viva

Además del acto religioso, el rezado es también un espacio de convivencia comunitaria. Durante el recorrido se instalan ventas de antojitos típicos como tamales, buñuelos y ponche de frutas, que llenan el ambiente de aromas festivos. Los grupos de música y las cofradías acompañan con cantos y rezos, creando una atmósfera de fe y celebración.

La fiesta se extiende hasta la mañana del siguiente día, cuando la procesión regresa al templo entre luces y fuegos artificiales. Para los visitantes, es una oportunidad única de vivir de cerca una de las tradiciones más arraigadas de los pueblos de Antigua Guatemala, donde lo religioso se une a la hospitalidad y alegría de la comunidad.