El jade en Guatemala tiene una larga historia y un significado cultural profundo: desde tiempos prehispánicos el jade fue piedra de prestigio y uso ritual entre los pueblos maya y mesoamericanos. En la Antigua Guatemala y sus aldeas cercanas, el jade que se usa en la orfebrería proviene tanto de yacimientos nacionales (jadeíta guatemalteca) como de material comercial traído a talleres y museos locales donde se trabaja y comercializa.
El proceso de transformar la piedra en una pieza de joyería comienza con la selección del material: se evalúa color, transparencia, textura y defectos. Las tonalidades más valoradas son los verdes intensos y las variantes como el lavanda o el negro; los artesanos deciden si la pieza será tallada en colgantes, cuentas o piezas más escultóricas. Talleres en Antigua ofrecen incluso experiencias guiadas donde visitantes pueden elegir un trozo de jade y seguir el proceso básico de corte y pulido.
La talla del jade exige herramientas y técnica: primero se marca el diseño, luego se corta con sierras de diamante y se pule con lijas y pastas especiales. Los talladores combinan trabajo mecánico (sierras y lijadoras) con trabajo manual de detalle para lograr formas suaves y motivos tradicionales (símbolos mayas, nahuales, formas naturales). El pulido final revela el brillo característico de la jadeíta y exige paciencia y control para no perder translucidez ni color.
La orfebrería en plata suele complementarse con el jade: los plateros locales modelan monturas, engastes, cadenas y cierres en plata pura o aleaciones, usando técnicas de fundición, repujado, soldadura y lijado. En San Bartolomé Becerra y otras aldeas cercanas hay tradición de trabajo en metales se fabrican cadenas, anillos y dijes y existen artesanos especializados (incluyendo relatos locales sobre joyeras y plateros que han desarrollado su oficio en la comunidad).
El diseño suele combinar motivos tradicionales y contemporáneos: motivos naturales (hojas, animales), símbolos mayas o formas geométricas limpias que facilitan el engaste de las piezas de jade. Muchos talleres en Antigua (y talleres más pequeños en aldeas cercanas) ofrecen piezas listas y personalizadas; además, en los mercados y showrooms locales se puede aprender sobre el origen de la pieza y pedir certificados o explicaciones sobre tratamientos (si los hubiera).
Para el visitante o comprador: busca talleres que permitan ver el proceso (algunos ofrecen workshops para tallar jade), pide información sobre el origen de la piedra y sobre la plata (ley, acabados) y compara precios en el mercado artesanal de Antigua. Considera también la sostenibilidad y apoyo a artesanos locales: comprar directamente en talleres o mercados gestionados por la comunidad ayuda a mantener oficios y garantiza trazabilidad.