Visitar La Antigua Guatemala siempre es una experiencia única, pues cada rincón guarda historia, cultura y espiritualidad. Entre sus tesoros más emblemáticos se encuentra el Templo del Calvario, una joya colonial que marca el final de la famosa Alameda del Calvario.
Un templo con siglos de historia
Construido en el siglo XVII por los Hermanos de la Orden Tercera Franciscana, este templo ha sobrevivido a terremotos y reconstrucciones. Aquí tuvo un papel especial el Santo Hermano Pedro de Betancur, quien participó en su edificación y plantó un árbol de esquisúchil que aún florece en el atrio, considerado milagroso por los devotos. Su fachada, con un triple pórtico y tres espadañas, es un ejemplo majestuoso de la arquitectura colonial con influencias barrocas.
Un lugar de fe y tradición
El Templo del Calvario es punto de encuentro durante la Semana Santa antigüeña, cuando procesiones y actos de fe culminan en este lugar, siguiendo las estaciones del Viacrucis. Los viacrucis se realizan desde horas de la madrugada, algunos solo para hombres y otros para mujeres, así como también mixtos. Personas de todas partes del país, vienen a realizar este acto de fe. En su interior, los visitantes pueden encontrar imágenes como la Virgen de Soledad y el Cristo Crucificado del Hermano Pedro, que son parte del patrimonio religioso guatemalteco.
Consejos para tu visita
- El templo se encuentra al final de la Alameda del Calvario, un paseo rodeado de historia y pequeñas capillas.
- La entrada es gratuita, aunque se recomienda hacer una donación para su conservación.
- Si visitas en Cuaresma o Semana Santa, vivirás un ambiente lleno de tradición, alfombras, rezos y devoción.
- No olvides detenerte junto al árbol de esquisúchil y observar sus flores, ligadas a la historia del Santo Hermano Pedro. El Templo del Calvario es más que un edificio: es un testimonio de fe, resistencia y arte que sigue siendo parte esencial de la identidad de La Antigua Guatemala.